domingo, 26 de septiembre de 2010

27 de Septiembre de 1821, nacimiento del México Independiente

Casi todos nosotros más o menos sabemos lo que acontecio el día 16 de septiembre, pero poco se escribe de la entrada del ejercito trigarante a la ciudad de México el 27 de septiembre de 1827. Esta fecha tan desconocida marca en realidad el día de la independencia mexicana.
Como en muchos otros pasajes de nuestra historia esta se ve teñida de las pugnas entre conservadores y liberales.
Mientras existía un gobierno conservador en el poder se celebraba el 27 de septiembre, pero si era un gobierno liberal entonces se celebraba el grito el 15 ó 16 de septiembre. 
Como finalmente los gobiernos liberales se impusieron se soslayo la fecha de la independencia y se enfoco la mirada en el llamado grito de Dolores. Situación absurda que genera absurdos tales como celebrar dos "Centenarios" de la independencia, y seguramente dos "bicentenarios" en el 2021.

Buscando por ahí encontré la descripción que Lucas Alamán recaba da del Sr. Domingo Revilla en su "Diccionario Universal de Historia y de Geografía, escrito por Lucas Alamán en 1856".



ENTRADA DEL EJÉRCITO TRIGARANTE EN MÉXICO:

En los últimos días del mes de setiembre de 1821, México, la mas bella ciudad del Nuevo-Mundo, la capital del imperio de Anáhuac contrastaba con sus alrededores.
En su recinto se dejaba oír con toda su fuerza un ronco gemido de venganza; eran los terribles acentos del poder colonial acosado por todas partes: era la grita de la desesperación del absolutismo que presentía su próximo fin, pero que quería exhalar su postrimer aliento ahogando en su propia sangre á la virgen del mundo. Aquellos regimientos expedicionarios de Cuatro Ordenes, Castilla, Murcia, Lobera, Barcelona, Zaragoza y Saboya, y los negros y mulatos de Yermo, en los que estaba reconcentrado el odio á la independencia, caminaban acá y allá para imponer y sofocar los conatos del espíritu público. Veíanse formar y maíthar esas masas compactas llenas de vigor y lealtad al león de España, á las órdenes de Novella, Liñan, Llanos, Bucelli, Concha y Armijo, enemigos implacables de los americanos. Esfuerzos inauditos se hacían para conservar la integridad de las Españas; esfuerzos impulsados por la tenacidad castellana. A la vista de todo esto; al ver desfilar silenciosos á esos regimientos en que cada soldado era un opresor: al leer en su semblante su mal comprimido resentimiento, pronto á caer sobre sus contrarios: al aspecto de sn marcha insultante; mas aún al brillo de sus armas y de sns ricos uniformes, y al eco de sus cornetas y al de sus dorados tambores, que sostenía ó aumentaba la resignación que les sugería su amor propio ofendido y la fuerza de sus juramentos á sus jefes, á su patria y á su rey, los habitantes de la capital temblaban y se hallaban sumergidos en la mas dolorosa consternación.
II.
No así el campo en donde se hallaba situado el ejército trigarante, estrechando cada vez mas el sitio. La Piedad, la Ladrillera, el Peñol, Zacoalco, Tilla de Guadalupe, haciendas de la Patera y Ahuehuetes, Atzcapotzalco, Tacuba, los Morales y Tacubaya, comprenden una área de diez leguas: pues bien, en toda esa circunvalación se oían las dianas al romper la aurora y los demás toques del ejército. De todos aquellos puntos se veían las altas torres de la catedral, y á su aspecto renacía en cada soldado mexicano una idea, un sentimiento, qne terminaban en el deseo de combatir y morir, colocando en esas poéticas torres el pabellón tricolor.
Con tan noble ambición el campo era una escuela práctica de virtudes guerreras: las fatigas de una campaña tan corta, pero por lo mismo la mas esforzada y llena de penalidades, no se sentían, y antes escitaban en cada combatiente el mas bien desarrollado entusiasmo que haya caracterizado al patriotismo.
Un gran número de personas había concurrido de todas partes á presenciar tanta decisión y á participar del júbilo que producía la espléndida escena del ejército sitiador.
El cuartel general era el centro de donde partian mil órdenes con que el genio de Iguala reformaba y criaba los diversos ramos de la guerra y administración para todos los puntos del imperio. El alma ardiente de Iturbide impulsaba á la vez sentimientos, opiniones é intereses los mas contradictorios, fundiéndolos entre sí para producir un solo efecto, la INDEPENDENCIA. Acaso ningún hombre público jamas se ha visto en una posición mas complicada, mas estensa, ni que necesitase de un tacto mas delicado para concebir y ejecutar, para prescribir y consumar grandes planes sin ningún síntoma de murmuración, llevando todas sus concepciones el sello nacional de la aprobación pública. A la satisfacción de ser en todo aplaudido, reunia la de ser secundado, y en el cuartel general de Tacubaya se veían multitud de jefes y personas notables por sus diversas posiciones, esperando que una boca se abriese para recibir una orden, y contar con orgullo el honor de cumplirla. Es un hombre que imprime sus ideas á miles de almas; es una voluntad á la que un gran número de voluntades se sujetan.
III.
Un dia (el 23) á causa de un despacho de cuartel general, el jefe de una división se hallaba á presencia del primer jefe del ejército, en una pieza del palacio arzobispal de Tacubaya, que acababa de ser desocupada por otras personas, según el desorden en que habian quedado diversos asientos al derredor de una mesa. Iturbide estaba en pié, dando la espalda á ésta, y teniendo en las manos nn papel que acababa de escribir; se notaba en su semblante la agitación que produce la larga discusión de los árduos negocios y las disposiciones dictadas sin intermisión: luego se dirigió al jefe que acababa de llegar, y le dijo:—Y bien, amigo Filisola, ¿cómo se halla la 13.a división?
—En el mas brillante estado, señor.
—¿Y los jefes y oficiales?
—Animados del mejor espíritu.
—¿Y la tropa?
—Llena de entusiasmo y disciplina.
—Bueno, amigo: no podia esperarse otra cosa de los vencedores de la Huerta. En prueba de mi distinción á la 13.a, le confio el honor de que ocupéis mañana á su cabeza la capital del imperio: recomiendo á vuestra prudencia esa ciudad y á sus habitantes: que no se escuche ninguna voz ofensiva: que se respeten las opiniones y las propiedades; y que los soldados del ejército uo desmientan con su ejemplo, ni su heroísmo, ni los principios que han proclamado.
—Señor la 13.a división y su jefe, sabrán corresponder á la confianza de la patria y de V. E.: sus órdenes serán cumplidas leal y honrosamente.
Se despidieron ambos jefes, satisfechos uno del otro, y Filisola pasó á ejecutar las disposiciones que se le habian encomendado.
IV.
En la tarde del dia 24, casi á la misma hora de la procesión de la Merced, se advirtió una universal conmoción por el rumbo de este templo. Se oyeron en seguida las fuertes esclamaciones de: "los independientes."
A poco se presentó la florida división del héroe de la Huerta, de tan recientes recuerdos. Todos los cuerpos que allí se habian batido, venían marchando en medio de la armonía de sus músicas, y de los vivas á la independencia. Entre la artillería de la división venian dos piezas conquistadas en aquella reñida acción.
Grande era el placér que animaba á cada uno do los habitantes de México; pero podría decirse que no era completo. Faltaba ver á Iturbide y á todo el ejército para que se acabasen de borrar las impresiones que habian hecho los frecuentes juramentos del obcecado espedicionario al partir fuera de la capital.
Un dia después, se oyó un toque en todo el campo independiente, que indicaba una orden para el ejército. Era la orden general del estado mayor que se pasó á las divisiones: he aquí tal cual se dictó.
"Estado mayor del ejército.—Orden general del 25 al 26 de septiembre de 1821 (1)

[1] Este documento lo debo á la amistad del modesto coronel D. Manuel Reyes Veramendi, uno de los amigos mas sinceros de la víctima ilustre de Padilla.
Apéndice.—Tomo II.

.—El jueves 27 del corriente deberá entrar á la capital el ejército imperial, llevando la vanguardia la división del centro al mando del segundo, el señor coronel D. Anastasio Bustamante, con su correspondiente artillería, formando a su vanguardia una compañía de cazadores formada en guerrilla; á ésta, las piezas de artillería con su parque; luego toda la columna de infantería, dividida por mitades ó frentes iguales; seguirá la caballería con su frente proporcionado al que deban ocupar en las calles: este ejército formará su cabeza apoyándola por'el camino que llaman de la Verónica, ó la puerta del fuerte de Chapultepec, y deberá estar en sn formación y en punto de las siete de la mañana.
A esta división seguirá la de retaguardia en los mismos términos y orden de formación, apoyando su derecha á la izquierda de la que le precede, tomando parte del camino de los Hospicios que se dirige hácia Tacuba.
Seguirá, á la izquierda de esta división, la de vanguardia, ocupando el terreno que necesite hasta Tacuba, en el de Atzcapotzalco, para no retardar el movimiento general en todo el ejército. El señor jefe de la vanguardia procurará dar sus órdenes y emprender su marcha con la anticipación que sea necesaria.
Las tropas de este cuartel general emprenderán su marcha á las cinco de la mañana,'con el objeto de ir á ocupar sus puestos en las respectivas divisiones á que pertenecen en la línea que á cada una le está señalada.
La tropa del mando del señor coronel Filisola saldrá de México antes del amanecer, dejando en dicha capital solo la fuerza muy precisa con los rancheros, y pasará á ocupar el puesto que le compete en la división á que pertenece.
Las cargas de los batallones y escuadrones, con los equipajes de los señores oficiales, quedarán al cargo de un oficial con una pequeña escolta á retaguardia del todo del ejército, y no entrarán por pretexto alguno, ninguna en la ciudad, hasta tanto se avise, que siempre será una hora después de haber entrado el ejército; para lo cual se detendrán sin distinción, todas, en la garita de Belén, única por donde se permite la entrada.
Desde que empiecen á marchar las columnas, irán todos los señores oficiales de infantería pié á tierra, y solo podrán ir á caballo los señores jefes y ayudantes, para lo cual dispondrán que los caballos de los que deben ir á pió se queden con las cargas.
Los ayudantes del estado mayor, destinados en las divisiones, irán al lado de los señores jefes que las manden, como igualmente los ayudantes de órden de dichos jefes, y todos estos irán á caballo.
El estado mayor general irá al lado del señor primer jefe, para cuando se le ofrezca mandar.
El señor primer jefe encarga muy particularmente á los señores jefes de los ejércitos, y á los de los respectivos cuerpos que lo componen, procuren que la trepa se presente con el mayor aseo que sea posible, atendidas las circunstancias de falta de vestuario; con el armamento y correaje en el mejor estado de aseo; y por último, encarga el mayor silencio y moderación, tanto en la marcha el dia de la entrada, como también en los subsecuentes de la permanencia en la capital, haciendo que todos los individuos qué componen el ejército trigarante, guarden la mejor armonía con los habitantes, dando con eso mas pruebas de su disciplina, subordinación y buen comportamiento.
Los cuarteles serán señalados por el jefe del estado mayor, para lo cual acudirán los ayudantes de éste, destinados á los ejércitos, por las respectivas boletas de alojamiento.
Para no molestar á las otras tropas distantes, se mantendrán en sus puestos, escepto las señaladas en esta orden, las que deberán marchar como está iudieado.—Cuartel general en Tacubaya, septiembre 25 de 1821.—Melchor Alvarez, jefe del estado mayor."

Aun antes de romper el dia 27, ya se escuchaban los toques de marcha en todo el campo, para ocupar sus respectivos puestos las divisiones. Pasemos la vista por las secciones que las formaban: veamos, pues, esos cuerpos que pertenecían á ese ejército tan eminentemente naeional, y detengámonos un momento en contemplarlos. Todavía habrá valientes que al recorrer este glorioso registro, digan con orgullo: "yo era de ese regimiento; yo pertenecí á ese ejército." Ved, pues, el ejército según un documento inédito y conservado por un ayudante del Sr. lturbide (I).[1] El señor coronel D. José María Aréchaga.


INFANTERIA. 1.a Sección.
Cuerpos.                                    Hombs.       Total.
Regimiento de la Corona           353
Idem de Celaya                          490
Granaderos imperiales, columna.. 258         1,101


2. a
Tres Villas                                 368
Guadalajara                              134
Santo Domingo                         172                  664

3.a
Cazadores de- San Luis              47
Regimiento de Fernando VII.... 382
Ligero del Imperio                    153                 582

4. a
Ligero de Querétaro                 318
Segando de la Libertad            195                 513

5.a
Batallón de San Femando        239
Ligero de Morelos                    129
Segundo de la Union                116
Primero de la Libertad             485              1,029

6. a
Fijo de Puebla                          265
Cazadores de la Patria              62
Comercio de Puebla                 151
Tlaxcala                                      54                  538

7.a
Batallón de la Lealtad, Tulancingo
y Huachinango                          205
Guanajuato                                  91
Zacualtipam                                94                  390

8.a
Comercio de México                  339
Batallón primero Americano     359                 698

9.a
Regimiento fijo de México        516

 l0.a
Constancia                                100
Valladolid                                    95
Batallón Mixto                          200                  395

11.a
Primero de la Union                 220
Segundo de México                  270                  490

12.a
Infantería del padre Izquierdo
                                                 500
ARTILLERÍA.
68 piezas de todos calibres , con
763 artilleros                          763

CABALLERIA.

1.a
Escolta del Sr. Iturbide, al mando
del señor coronel D. Epitacio
Sánchez                                   300

2.a
Dragones de México               305
Caballería del Sr. Chávarri    186
Dragones de Santander         190                681

3.a
Fieles del Potosí                    300
Dragones del rey                   159



Sierra-gorda                          155                614

4.a
San Cárlos                             310
Provinciales de México            80              390

5.a
Dragones de Valladolid         448
Moneada                                240              688

6.a
Regimiento de Toluca           250
Caballería del padre 
Izquierdo                                300              550

7.a
Regimiento de Querétaro     283
Idem del Príncipe                  241               524

8.a'
Dragones de Puebla             119
Idem de Tulancingo              324
Apam 132 575

9.a
Dragones de la Libertad      400

10.a
Dragones de Atlixco               83
De la Union                           389
Voluntarios del Valle            130
Voluntarios nacionales         247                849

11.a
Dragones de América           150
Idem de Guanajuato              263
Idem de la Sierra de ídem      37               450

12.a
Dragones de San Mignel      126
Chilpancingo                         124
Del Sur                                    92              342

13.a
Dragones de los Campeones 166
Santa Rita                              130
Compañias del sur                   60
Escolta del General Guerrero
                                               146            502

 14.a
Flanqueadores                         87
Compañías de Monte alto, Tehuacan
y Temascaltepec                    189           276

15.a
Dragones de Atzcapotzalco   200
Idem Xilotepec                       114           314

16.a
Dragones de San Luis           500            500
Total                                                    16,134


Antes de emprender la marcha el ejército, lturbide estaba pensativo, como si dudase de lo que su temeridad había emprendido, y sin prudencia realizaba, obligando á escribir á la historia en sus anales, una página que comprendía una campaña de siete meses, tan fecunda de heroicidad, y tan grande como el valor con que la abrió.... Fijados sus ojos en la hermosa ciudad adonde se dirigía, decía á su estado mayor: "Compañeros: allí el orgullo nacional quedará satisfecho: aquellos muros encierran todo nuestro porvenir: allí nua gloria inmortal nos aguarda: ella nos pasará á la posteridad para vivir en sns recuerdos. Marchemos á merecerlo." Aplausos repetidos acogieron estas mágicas palabras.
Desde muy temprano se agitaba y conmovía toda la población de México, y la de los pueblos inmediatos que se dirigían hácia la garita de Belén, por donde el ejército debería hacer su entrada: lo mas selecto de la población estaba eu las casas y balcones de las calles de la Alameda, San Francisco y Plateros, y el pueblo iba y venia, animado por los sentimientos mas nobles.
Un arco de triunfo estaba preparado por donde deberían pasar el ejército y su jefe. A las diez de la mañana creció mas la conmoción universal: todo el mundo estaba en espectativa. Reinaba ya una indefinible alegría; pero llena de agitación: la impaciencia en unos, la exaltación en los otros producía aquella confusión que nace en escenas meramente nuevas.
El murmullo de la multitud anuncia que se acerca el ejército: avanza en medio de las aclamaciones universales: el júbilo se pinta en todos los concurrentes, y se oyen los vivas prolongados y repetidos á la independencia, al ejército y á su jefe; vivas cuyos ecos se pierden entre el sonido belicoso de las músicas de los regimientos que llegan, entre el
estruendo de la artillería y eutre el estrépito de mil campanas. Cinco batidores abrían la marcha: en segnida aparece un grupo de oficiales superiores. Desde luego se percibe sobre un fogoso caballo prieto, adornado de una soberbia montura, al primer jefe: sn apostura galana, su espaciosa frente en la que apenas caian unos rubios cabellos; sus miradas tiernas y penetrantes, lanzadas con unos ojos centellantes y espresivos, poseyendo el secreto de cautivar á la primera vista; su sonrisa á veces apacible, á veces dulce y melancólica, indicaba que era el genio de Iguala: bota fuerte, frac verde, sombrero montado con tres plumas y cucarda tricolor: una banda con los colores que flameaban en las banderas de sus legiones, atravesada del hombro á su cintura, de la quependiauna lujosa espada (1), eran el traje y atavío militar con que se presentó á la cabeza del ejército. A la vista de este hombre de tanto prestigio, todo fué un torrente de emociones: los mas dulces sentimientos escitados por él, inundaban á todos los corazones. Los hechos recientes en qne los prodigios se multiplicaron á su voz, hicieron olvidar y borrar de la memoria una época
pasada y luctuosa Mas ahora está rodeado de amor y decisión, de lealtad y entusiasmo, y un solo pensamiento ocupa á todas las imaginaciones de los que lo signen y lo ven. Sus ayudantes y el estado mayor, cuyo digno jefe era el brigadier D. Melchor Alvarez, vienen después; y luego aparece con toda su gallardía el bravo Epitacio Sánchez, uno de los vencedores en Arroyo-Hondo, mandando la escolta del primer jefe, en la que no se alista nadie sino después de haber hecho prodigios de valor.
(1) Una persona apreciable por sus virtudes y patriotismo, le hizo el obsequio de la banda, espada, sombrero y
cucarda, que estaba formada de esmeraldas, rubíes y brjii .

Tiene el honor de marchar como primer cuerpo del ejército la colnmna de granaderos, viniendo á su frente el coronel D. José Joaquín de Herrera, cuya memoria está unida á la sangrienta victoria de Tepeaca, ganada sobre el terrible coronel Hevia. Sígnele el denodado coronel D. Anastasio Bustamante con su división, trayendo un laurel y una gasa fúnebre: el primero por la victoria de Atzcapotzalco, y el segundo por la muerte de Encarnación Ortiz, modelo de valar y patriotismo, á quien estas palabras se tributaron por su jefe con los honores de héroe, y el que pasase revista de presente. Desfilaba en seguida la división del indomable y resuelto general Guerrero, de la que algunos soldados habían vivaqueado con Morelos ó con Galeana, con Matamoros ó Pedro Asensio, viniendo á ser mas esforzados bajo las órdenes de su nuevo general, con el que habían asombrado al Sur por mas de una vez. Es, pues, esta la división con que Iturbide afirmó su empresa, proclamando á los oídos del virey la independencia mexicana. Succedian las divisiones del decidido coronel D. Luis Cortazar, la del modesto y no menos valiente coronel D. Miguel Barragan, la del impasible y magnánimo coronel D. Nicolás Bravo, también vencedor en Tepeaca y Puebla, siendo el comandante de su artillería el antiguo general insurgente D. Manuel de Mier y Teran; la del fiel y desinteresado coronel D. Rafael Ramiro, apoyo constante de las esperanzas nacionales, en una época incierta y en que se juzgaba que todo se habia aventurado; las de los coroneles D. Joaquín Parres y D. Pedro Zarzosa, con los regimientos de Fieles del Potosí y dragones de San Luis, honor de la caballería mexicana; la bien conceptuada del honrado coronel Filisolajypor último, entraba en formación la del coronel Chávarri, vencedora de Bracho y San Jnlian, luciendo en todas á competencia el aire marcial y la táctica militar, trayendo á la memoria un hecho en que cada regimiento habia sobrepujado las esperanzas de sus jefes.
Pues bien, todos estos hombres estaban dispuestos á derramar la última gota de su sangre, cuando el jefe que los reunía é inspiraba lo hubiese querido, porque aquella época era la de los sacrificios, y porque el pundonor de ese tiempo se complacía en solicitarlos ó admitirlos.
No habia facciones que luchasen entre sí para ofuscar y degradar un triunfo tan espléndidamente adquirido. Con este espíritu absolutamente patriótico, se abrieron á Iturbide y á su ejército las puertas de México, presentando el espectáculo menos brillante si se quiere; pero mas nacional y sublime quo la entrada de Bonaparte á Milán, Roma, Alejandría y el Cairo, y de Napoleón a Berlín, Dresde, Viena, Madrid y Moscow, porque no habia una sola opinión que contrariase, ni una lágrima derramada de luto que lo entristeciese?
VI.
Enfrente del convento de San Francisco se detiene el ejército: es porque Iturbide estaba pié á tierra para recibir al ayuntamiento, que viene á su encuentro.
—"Señor, le dice el primer alcalde, el ayuntamiento de la capital del imperio mexicano, por mi conducto, tributa los homenajes de admiración y gratitud al magnánimo caudillo que en el pueblo de Iguala proclamó segunda vez la independencia de la patria, y que al fin de siete meses ha consumado con tanta gloria. £1 desgraciado pueblo que por trescientos años gimió en el dolor y en el-infortunio, hoy se exalta de júbilo y amor hácia su libertador. El ayuntamiento á su nombre os presenta esta llave (1) de la ciudad, que ninguno mejor que vos deberá depositar."
—"Decid al pueblo, señor, respondió Iturbide, que nada he hecho que no fuera un deber mió, pues que su felicidad, objeto constante de mis acciones, ha sido una obligación procurársela: que le estoy reconocido por su distinción, lo mismo que á la ilustre corporación que presidís, y en la que debe quedar dignamente esa llave que me presentáis." [1] Era una hermosa llave de oro, puesta en una fuente de plata que tenían cuatro maceros; y el alcalde lo era el señor general D. Ignacio Ormaechea.
Como le impidiese una pierna, que tenia enferma, continuar á pié, montó á caballo y siguió hasta el palacio: en la travesía se repitieron con mayor esfuerzo los vivas y aplausos del inmenso pueblo que lo seguia, y de todos los habitantes, cuyas simpatías eran tan pronunciadas á sn favor: en la plaza se esplicaron mas ardientemente esas simpatías, y,se advirtió luego que los acentos que se elevaban hasta los cielos, eran de hombres libres. Por la primera vez en esa plaza, al frente de ese palacio colonial y contemporáneo de infaustos acontecimientos, á la vista de esa majestuosa catedral, y cuando reinaba un sol puro y sin que una nube debilitase sus rayos, se oian las voces sagradas de libertad, por tanto tiempo comprimidas. Los mnros y edificios parecía que participaban de esta alegría tierna, vehemente, palpitante.
El palacio retumbó cuando Iturbide pisó sus umbrales: aquellos corredores y salones en que se habia promovido su destrucción y votado su muerte, mustios y silenciosos poco há, ahora á su vista, con su voz sonora y eléctrica parecían animarse. El generoso O'Donojú (cuya memoria la mas estólida ingratitud ha condenado al olvido) lo esperaba para recibirle. Después en el balcón principal ambos vieron desfilar el ejército trigarante. A su aspecto ¡qué de recuerdos! ¡qué de sensaciones no esperimentaba Iturbide! ¡Cuántas esperanzas satisfechas! ¡Cuántas combinaciones realizadas! A ocho millones de hombres y á sus generaciones borrarles de la frente la ignominia, inscribirles la dignidad y la gloria....
VII.
La gigantesca empresa de Iguala, acometida por la mas sublime inspiración, combinada con la mas profunda prudencia, y sostenida por la mas ardiente impetuosidad, ESTÁ CONSUMADA. Su autor ha ganado en la historia, los envidiables títulos de sagaz diplomático y profundo político, de soldado, arrojado, y de heroico general. Ha llegado al apogeo de una gloria que la humanidad ha aplaudido: la fama lo dió á conocer al mundo.
Resonarán, por siempre á la posteridad las elocuentes palabras que un corazón comprimido de gozo y patriotismo le dictó en aquel memorable dia. —Oid (1).[1] Cuadro histórico del Sr. Lic. Bustamante.
"¡Mexicanos! decia, ya estáis en el caso de saludar á la patria independiente, como os anuncié en Iguala; ya recorrí el espacio que hay desde la esclavitud á la libertad. Ya me veis en la capital del imperio mas opulento, sin dejar atrás arroyos de sangre; ni campos talados, ni viudas desconsoladas, ni desgraciados hijos que llenen de execración al asesino de sus padres; por el contrario, recorridas quedan las principales provincias de este reino, y todas uniformadas en la celebridad, han dirigido al ejército trigarante vivas espresivos, y al cielo votos de gratitud. Estas demostraciones daban á mi alma un placer inefable, y compensaban con demasía los afanes, las privaciones y la desnudez de los soldados; siempre alegres, constantes y valientes. Ya sabéis el modo de ser libres; á vosotros toca señalar el de ser felices."
Los frutos de tan grande revolución y una gloria tan incomparable, no fueron bastantes para conceder una garantía, en Padilla, al hombre que en Iguala hizo flamear en la purísima atmósfera de México el mas hermoso pabellón que se ha enar bolado en los aires, y emblema de tres garantías, preciosas para la especie humana.—La religión, la independencia y la unión.
¿Qué ha sido de ese ejército tan valiente, tan florido y tan virtuoso?....
¿Qué ha sido del jefe que lo condujo tantas veees á la victoria?
Un recuerdo en nuestros tristes anales, y una página sangrienta en Padilla, estoes lo único que ha quedado de tanta pompa, de tanto esplendor, de tanta majestad....—D. Revilla. 

sábado, 25 de septiembre de 2010

Memoria selectiva

Es comun utilizar la frase "te acuerdas de lo que te conviene"... Generalmente la usamos al dirigirnos a individuos que solo recuerdan acontecimientos que les son favorables. Pero esta situación también se aplica a los países, donde la historia oficial selecciona porciones de la historia que le son favorables o pretenden generar legitimidad.
Esto sale a colación por que al navegar por la red en mis cotidianas lecturas, de pronto me encontré en una página leyendo a Claudio Lenk, un famoso actor radiofónico y descendiente de Francisco González Bocanegra, su articulo narra los hechos en torno a la creación del himno nacional.
Algunas cosas me eran conocidas, por ejemplo, narra la  romántica historia, donde ante la negativa del poeta de escribir su versión del himno nacional, su novia Pilli desdice encerrarlo, cuatro horas después se tiene el que es ahora nuestro himno nacional. ¿Pero es el mismo himno que conocemos?
Antes que nada debemos recordar que Gonzáles Bocanegra vivio en un México ajetreado ,lleno de luchas políticas. Conservadores y liberales se sucedían en el poder mediante el uso de las armas, no sorprende que la desunion que tan cara nos costo como país lo llevara a escribir la siguiente estrofa hoy mutilada:

"Como al golpe del rayo la encina
se derrumba hasta el hondo torrente
la discordia vencida, impotente,
a los pies del arcángel cayó.

Ya no más de tus hijos la sangre
se derrame en contienda de hermanos;
sólo encuentre el acero en sus manos
quien tu nombre sagrado insultó."
 

Lamentablemente en un país tan inestable y fragmentado, un himno nacional fue incapaz de acabar con las discordias, de hecho el mismo Gonzalez Bocanegra se vio afectado por la persecución política. En los libros de historia se dice que murio de tifo, sin embargo el hoy enaltecido compositor del himno nacional muere en medio circunstancias complejas:
"El gobierno conservador fue totalmente desplazado a finales de 1860, y la situación empeoró gravemente. Los conservadores, por el solo hecho de serlo, fueron perseguidos con saña por los vencedores. Jaime Nunó había salido del país desde 1856, rumbo a Estados Unidos, y Vicente Segura Argüelles, primer editor del himno, cayó asesinado en la calle.


Como se temía también por la vida de Francisco, su tío, José María Bocanegra, aunque también en peligro por su filiación conservadora, lo escondió en el sótano de su casa, en lo que hoy es la esquina de Isabel la Católica y Tacuba, a sólo media calle de la casa en la que diera vida a los versos del himno nacional. Disfrazado de indio de calzón blanco, muchas noches salía para ver a Pilli y a sus tres hijas.


En ese húmedo sótano lo alcanzó la epidemia de tifo que azótó a la capital a principios de 1861, y allí, escondido y perseguido, el cantor de la patria, entregó su alma a Dios el 11 de abril, a los 37 años, en brazos de su esposa y de su compadre, el abogado, poeta y sacerdote Andrés Davis Bradburn. Los periódicos de la capital, en breves líneas, hablaron de la muerte del “joven poeta que tanto prometía”. Ninguno mencionaba el himno nacional, porque estaba prohibido… Pero hay prohibiciones que el corazón de la Patria no acepta…" (fuente)

Francisco González Bocanegra no fue reconocido como mexicano distinguido de inmediato, fue  hasta 1942  cuando sus restos se trasladan a la rotonda de los hombres ilustres , ahora yace junto al compositor de la música del himno Jaime Nunó.

Si bien su persona experimenta un blanqueamiento de su pasado conservador, los gobiernos liberales fueron editando la versión del himno y finalmente mutilandola. Si bien es cierto que algunas alusiones a Santa Anna e Iturbide pueden no ser agradables para muchos, no justifica en mi opinión el olvido del texto original. Asi tal como los faraones borraban los nombres incómodos de sus ancestros, mediante decretos se dicto que porción cantar y finalmente se acabo mutilando el himno original.

No hemos aprendido que las historia no es de buenos y malos, no podemos seguir sacralizando la historia. En México osar mencionar que González Bocanegra simpatizaba con el partido conservador seria considerado impropio. Sin ánimos de  tomar partido por conservadores y liberales considero que es un deber conocer la historia de nuestros símbolos patrios, y una parte importante es conocer la letra original de nuestro himno nacional, anexo la letra tomada de wikipedia y también incluyo la versión cantada en video:

Versión original:
(Coro)
Mexicanos, al grito de guerra
El acero aprestad y el bridón,
Y retiemble en sus centros la tierra
Al sonoro rugir del cañón.
Estrofas
I
Ciña ¡Oh Patria! tus sienes de oliva
de la paz el arcángel divino,
que en el cielo tu eterno destino
por el dedo de Dios se escribió.
Mas si osare un extraño enemigo
profanar con su planta tu suelo,
piensa ¡Oh Patria querida! que el cielo
un soldado en cada hijo te dio.
II
En sangrientos combates los viste
por tu amor palpitando sus senos,
arrostrar la metralla serenos,
y la muerte o la gloria buscar.
Si el recuerdo de antiguas hazañas,
de tus hijos inflama la mente,
los laureles del triunfo, tu frente,
volverán inmortales a ornar.
III
Como al golpe del rayo la encina
se derrumba hasta el hondo torrente
la discordia vencida, impotente,
a los pies del arcángel cayó.
Ya no más de tus hijos la sangre
se derrame en contienda de hermanos;
solo encuentre el acero en tus manos
quien tu nombre sagrado insultó.
IV
Del guerrero inmortal de Zempoala
Te defiende la espada terrible,
Y sostiene su brazo invencible
tu sagrado pendón tricolor.
El será del feliz mexicano
en la paz y en la guerra el caudillo,
porque el supo sus armas de brillo
circundar en los campos de honor.
V
¡Guerra, guerra sin tregua al que intente
de la patria manchar los blasones!
¡guerra, guerra! los patrios pendones
en las olas de sangre empapad.

¡Guerra, guerra! en el monte, en el valle,
los cañones horrísonos truenen
y los ecos sonoros resuenen
con las voces de ¡Unión! ¡Libertad!
VI
Antes, Patria, que inermes tus hijos
bajo el yugo su cuello dobleguen,
tus campiñas con sangre se rieguen,
sobre sangre se estampe su pie.
Y tus templos, palacios y torres
se derrumben con hórrido estruendo,
y sus ruinas existan diciendo:
de mil héroes la patria aquí fue.
VII
Si a la lid contra hueste enemiga
nos convoca la trompa guerrera,
de Iturbide la sacra bandera
¡Mexicanos! valientes seguid.
Y a los fieros bridones les sirvan
las vencidas enseñas de alfombra:
los laureles del triunfo den sombra
a la frente del bravo adalid.
VIII
Vuelva altivo a los patrios hogares
el guerrero a contar su victoria,
ostentando las palmas de gloria
que supiera en la lid conquistar.
Tornáranse sus lauros sangrientos
en guirnaldas de mirtos y rosas,
que el amor de las hijas y esposas
también sabe a los bravos premiar.
IX
Y el que al golpe de ardiente metralla
de la Patria en las aras sucumba
obtendrá en recompensa una tumba
donde brille de gloria la luz.
Y de Iguala la enseña querida
a su espada sangrienta enlazada,
de laurel inmortal coronada,
formará de su fosa la cruz.
X
¡Patria! ¡Patria! tus hijos te juran
exhalar en tus aras su aliento,
si el clarín con su bélico acento
los convoca a lidiar con valor.
¡Para ti las guirnaldas de oliva;
¡un recuerdo para ellos de gloria!
¡un laurel para ti de victoria;
¡un sepulcro para ellos de honor!




La versión actual del himno es mucho más corta, pero aun así, prácticamente nunca se canta completa, por lo que tambien la desconocemos:


Versión oficial actual:
(Coro)
Mexicanos, al grito de guerra
El acero aprestad y el bridón,
Y retiemble en sus centros la tierra
Al sonoro rugir del cañón.
Estrofas
I
Ciña ¡Oh Patria! tus sienes de oliva
de la paz el arcángel divino,
que en el cielo tu eterno destino
por el dedo de Dios se escribió.
Mas si osare un extraño enemigo
profanar con su planta tu suelo,
piensa ¡Oh Patria querida! que el cielo
un soldado en cada hijo te dio.
II
¡Guerra, guerra sin tregua al que intente
de la patria manchar los blasones!
¡guerra, guerra! los patrios pendones
en las olas de sangre empapad.
¡Guerra, guerra! en el monte, en el valle,
los cañones horrísonos truenen
y los ecos sonoros resuenen
con las voces de ¡Unión! ¡Libertad!
III
Antes, Patria, que inermes tus hijos
bajo el yugo su cuello dobleguen,
tus campiñas con sangre se rieguen,
sobre sangre se estampe su pie.
Y tus templos, palacios y torres
se derrumben con hórrido estruendo,
y sus ruinas existan diciendo:
de mil héroes la patria aquí fue.
IV
¡Patria! ¡Patria! tus hijos te juran
exhalar en tus aras su aliento,
si el clarín con su bélico acento
los convoca a lidiar con valor.
¡Para ti las guirnaldas de oliva!
¡un recuerdo para ellos de gloria!
¡un laurel para ti de victoria!
¡un sepulcro para ellos de honor!




Hemos pregonado que México es un país orgulloso de su historia, pero al parecer es de una historia editada, creada a conveniencia de la corriente oficial.  Hoy las viejas discusiones entre conservadores y liberales siguen vigentes, la falta de acuerdos le costo al país la perdida de más de la mitad de nuestro territorio y hoy le cuesta un mejor lugar en el escenario mundial. No podemos seguir pensando que aquellos que difieren  de nuestras ideas es un traidor y apátrida. Debemos concentrarnos en nuestras coincidencias y amor por esta patria que necesita mexicanos que la amen más allá del patrioterismo escandaloso.

domingo, 12 de septiembre de 2010

El Bicentenario inventado

¿Descuido o Manipulación?
¿Cuando celebras tu cumpleaños? ¿Cuando naciste o cuando tus padres se conocieron? Decir que empiezas a celebrar tu cumpleaños cuando tus padres se conocieron seria a todas luces absurdo.

Sin embargo esta lógica no parece funcionar cuando se trata de la independencia de México, y para muestra basta observar la impresionante campaña del Bicentenario que con bombo y platillo pretende convencernos que la nación mexicana inicia con el grito de dolores.

Si usted  pregunta al mexicano común y le pregunta la fecha de la independencia seguramente le dirán que el 16 de septiembre de 1810, sin embargo cada día son menos los que le dirian 27 de septiembre de 1821.(Para los que les interese les dejo el link del acta de indepencia).

Bueno si hace cuentas de 1921 al 2010 no le darán 200 años, ¿que celebramos entonces? La pagina de los festejos del bicentenario lo aclara:

"En 2010 nuestro país conmemorará 200 años del inicio de la Independencia y 100 años del comienzo de la Revolución, por ello, la Comisión Organizadora de estas celebraciones diseña y ejecuta un gran programa para que todos los mexicanos conozcan el pasado y reflexionen sobre él."

Pero esta declaración es como las letras pequeñas de los anuncios engañosos que nadie nota. Porque fuera de esa aclaración toda la propaganda y campaña mercadológica se enfoca en hacernos creer que celebramos 200 años de independencia, en el logotipo oficial del Bicentenario se puede leer: 2010 BICENTENARIO INDEPENDENCIA CENTENARIO REVOLUCIÓN.

¿Es solo un descuido? Bueno no puedo afirmar nada en forma categórica, pero basándome en lo que paso en 1910, puedo darme una idea sobre dobles intenciones.

Remontándonos en la historia sabemos que nos es la primera ocasión que dicho malentendido se lleva a cabo, en 1907 Porfirio Díaz establece Comisión Nacional del Centenario de la Independencia. Seguramente Díaz sabia que no era un centenario real pero de todas formas organizo festejos fastuosos. ¿El objetivo? Legitimar una dictadura de casi tres décadas y pretender presentar al mundo un México moderno y pujante fruto del porfirismo.

El régimen dictatorial pretendía ignorar la inestabilidad social y el descontento de las clases medias y populares.

A cien años del primer centenario inventado, el gobierno calderonista retoma el ejemplo de hace cien años y utiliza los festejos para legitimar una gestion ampliamente cuestionada. Como Díaz pretende el reconocimiento de la potencia dominante.

Se habla de 200 años de libertad, de una libertad que una y otra vez la nación mexicana ha visto esquiva. Estamos por ser testigos de una celebración que solo tiene de real la demanda de libertad y justicia.

México necesita ser libre,libre de miseria, libre de injusticia, libre de los intereses extranjeros y libre del temor a la inestabilidad.